Hola.
Contaré mi experiencia. No espero compasión a mi persona, nada más que se entienda la gravedad de un problema social, y que amerita (y ameritaba desde hace mucho tiempo) atención de legisladores, autoridades escolares y administrativas, padres de familia y sociedad en general.
Lo único nuevo del bullying es la palabra, porque este siempre ha existido. Fui víctima de bullying siempre. Desde el kinder hasta mucho tiempo después.
Siempre busqué una explicación para ello. En el kinder suponía que era por ser más pequeño (la niña que me molestaba era un año mayor que yo), en la primaria por lo mismo (era un año menor a todo mi grupo) y más adelante por mi forma de ser y pensar.
Apodos, burlas y comportamientos hostiles era mi pan de cada día. Maltratos y amenazas lo eran ocasionalmente. Y aprendes a vivir con eso, sintiendo un malestar constante, teniendo diversos comportamientos para ser socialmente aceptado, o socialmente no molestado o inadvertido.
Esto se acrecenta cuando maestros y autoridades hacen oídos sordos a tus quejas, o bien no pueden o no saben cómo detener el acoso que sufres, pues no basta con cambiar de banca al agresor, ponerlo en la esquina volteado a la pared, llamarle a sus papás o suspenderlo unos días, pues una vez que no está el maestro o algún adulto presente, reincide con más fuerza y violencia contra tí. Y optas por ya no acusarlo, y asumir en silencio el bullying.
La autoestima es vulnerada totalmente. Te preguntas a cada momento qué hiciste mal, o qué dijiste mal, culpándote a cada momento del
comportamiento que tienen los demás hacia tí.
Solamente una vez paré a un agresor a golpes en 5º grado. Porque en realidad ya estaba harto del bullying. Pero no quería lastimar a nadie. Así como no quería que lo hicieran conmigo.
Finalmente, todo eso se acaba cuando cambias de escuela por cambiar de grado escolar. Pero el recuerdo y las marcas quedan de por vida.
Pero todo tiene un aspecto positivo. El bullying me enseñó a luchar contra las injusticias hacia mí y hacia otros. Comprendí el sentido y la esencia de lo que representa la justicia. Me enseñó a tener templanza ante las circunstancias, a tener carácter en las adversidades, y a luchar en cada momento por lo que creo correcto.
Debe crearse una ley contra el bullying, pero que no lo judicialice, como se plantea actualmente. Debe reeducarse a padres e hijos, a sancionar sin cárcel, ya sea con trabajos sociales forzados, multas económicas altas, o ambas. Debe capacitarse a autoridades escolares (maestros y directivos) para combatir estas prácticas y erradicarlas.
Y sobre todo, evitar el bullying estudiantil y docente (si, porque los maestros también hacen bullying), que discrimina al tonto, al obeso, al nerd, al diferente, a todo lo que se no considera socialmente aceptable desde estereotipos hedonistas y superficiales.
El bullying se debe combatir erradicando de raíz las cargas culturales que tenemos al respecto. Y esto solo se puede hacer entre hijos, padres, maestros, autoridades escolares y sociedad en general. De otra forma, judicializarlo será inútil y, al contrario, puede profundizarse y generar mayor violencia a la actual.
Saludos. Dejen comentarios.
¿Hay alguna diferencia entre este bullying del que tanto hablan las autoridades y los merolicos mercaderes de los medios, con el que éstos irresponsable y criminalmente ejercen permanentemente para calumniar a los maestros y a todo contingente que se atreve a protestar, satanizando su justa lucha y atizando el odio que provoca que una bestia lance su coche sobre jovencitas estudiantes boteando?