Hola.
A inicios de semana, Enrique Peña Nieto presentó su iniciativa de reforma energética, lo cual ya era esperado desde la campaña, pues entonces prometió abrir a PEMEX, haciendo hincapié en que esto no significa privatizar.
Así, con un gran despliegue informativo con respecto a la nota, y posteriormente con una campaña en prensa, radio y televisión que sería la envidia de Goebbels, Peña Nieto ha intentado posicionar el discurso que, si bien esta reforma permite entrar a la iniciativa privada al negocio del petróleo, la reforma pretende rescatar, palabra por palabra, el texto del General Lázaro Cárdenas. Con ésta figura, el gobierno de Peña Nieto pretende encontrar la menor oposición posible a su reforma energética, aludiendo y desvirtuando totalmente la figura de Cárdenas y su decreto expropiatorio.
Estaría de más mencionar que Cárdenas, el 18 de marzo de 1938, y como tramposamente ha mencionado Peña Nieto, no dejó entrar a la iniciativa privada al negocio del petróleo, sino que la sacó de él. El texto íntegro del decreto expropiatorio de Cárdenas, dice:
Se declaran expropiados por causa de utilidad pública y a favor de la Nación, la maquinaria, instalaciones, edificios, oleoductos, refinerías, tanques de almacenamiento, vías de comunicación, carrostanque, estaciones de distribución, embarcaciones y todos los demás bienes muebles e inmuebles de propiedad de la Compañía Mexicana de Petróleo El Águila, S.A., Compañía Naviera de San Cristóbal, S.A., Compañía Naviera San Ricardo, S.A., Huasteca Petroleum Company, Sinclair Pierce Oil Company, Mexican Sinclair Petroleum Corporation, Stanford y Compañía, S. en C. Penn Mex Fuel Company, Richmond Petroleum Company de Mexico, California Standard Oil Company of Mexico, Compañía Petrolera el Agwi, S.A., Compañía de Gas y Combustible Imperio, Consolidated Oil Company of Mexico, Compañía Mexicana de Vapores San Antonio, S.A., Sabalo Transportation Company, Clarita, S.A. y Cacalilao, S.A., en cuanto sean necesarios, a juicio de la Secretaría de la Economía Nacional para el descubrimiento, captación, conducción, almacenamiento, refinación, y distribución de los productos de la industria petrolera.
Es decir, Cárdenas decreta la expropiación de todos los insumos necesarios para trabajar la industria petrolera en todas sus áreas. Sin embargo, Peña Nieto insiste en escoger de la ley las partes que le convienen, de forma tramposa y perversa.
El texto del Artículo 27 constitucional ha tenido 18 modificaciones a lo largo de su Historia, la mayor parte de ellas han sido en el ramo del petróleo y agrario. El texto original del artículo 27, aprobado y publicado en el Diario Oficial de la Federación el 5 de febrero de 1917, dice en su párrafo 4º:
Corresponde a la Nación el dominio directo de […]; el petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos.
Así mismo, el párrafo 6º del artículo 27 sanciona:
En los casos a que se refieren los dos párrafos anteriores, el dominio de la Nación es inalienable a imprescriptible, y sólo podrán hacerse concesiones por el Gobierno Federal a los particulares o sociedades civiles o comerciales constituidas conforme a las leyes mexicanas, con la condición de que se establezcan trabajos regulares para la explotación de los elementos de que se trata, y se cumplan con los requisitos que prevengan las leyes.
La publicación de la 3ª reforma del artículo 27 constitucional, publicada el 9 de noviembre de 1940 (que es el invocado por Peña Nieto) menciona que
En los casos a que se refieren los dos párrafos anteriores, el dominio de la Nación es inalienable a imprescriptible, y sólo podrán hacerse concesiones por el Gobierno Federal a los particulares o sociedades civiles o comerciales constituidas conforme a las leyes mexicanas, con la condición de que se establezcan trabajos regulares para la explotación de los elementos de que se trata, y se cumplan con los requisitos que prevengan las leyes.
Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos, no se expedirán concesiones y la Ley Reglamentaria respectiva determinará la forma en que la Nación llevará a cabo las explotaciones de esos productos.
Sin embargo, durante el sexenio de Miguel Alemán, debido a la ambigüedad del texto publicado por el General Cárdenas, se permitieron los contratos de riesgo con las empresas petroleras extranjeras, por lo que el Presidente Adolfo López Mateos el 20 de enero de 1960, publicó la 7ª reforma al texto del artículo 27, quedando así:
Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos, no se otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que se hayan otorgado y la Nación llevará a cabo las explotaciones de esos productos, en los términos que señale la ley respectiva.
Así, se cerró la puerta de facto a la inversión privada en el negocio del petróleo que, repito, no la permitió el General Cárdenas, sino Miguel Alemán, aprovechando un vacío legal que posteriormente fue subsanado.
El texto constitucional (en esa parte) sigue igual, palabra por palabra. No se ha modificado en lo mínimo. Esas 12 palabras son las que han impedido la entrada de las grandes y voraces empresas petroleras trasnacionales al negocio del petróleo en México.
Sin embargo, Peña Nieto quiere regresar a la ambigüedad legal que existía en el artículo 27. La reforma de Peña Nieto dice:
Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos no se expedirán concesiones y la Ley Reglamentaria respectiva determinará la forma en que la Nación llevará a cabo las explotaciones de esos productos.
Sin embargo, los fines del texto del General Cárdenas eran nacionalizadores y expropiadores, mientras que el de Peña Nieto es privatizador y entreguista. Son las mismas palabras, pero con un uso diferente.
Así, Peña Nieto utiliza un cardenismo tramposo para sus macabras y perversas intenciones de privatizar el petróleo. Sin embargo, la resistencia a esta reforma ya es palpable, y se irá agudizando conforme vayan pasando los días y las semanas, pues realmente la industria petrolera y el petróleo es lo único que el Pueblo siente como suyo, como nuestro, pues todo lo demás ya lo han robado y saqueado a más no poder. De nosotros depende permitir el gran atraco, o detenerlo.
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