Publicado en la Revista IDEALES, Octubre de 2001
El 2 de julio del 2000 los perredistas abrimos los ojos y comprendimos que el cambio en la Presidencia de la República que tanto habíamos buscado y el cual nos costó cientos de compañeras y compañeros muertos fue aprovechado por la derecha ultraconservadora, aquella que aprobó quemar las boletas electorales que evidenciaban el fraude electoral de Carlos Salinas de Gortari y que tenía (y tiene) su figura principal en el hoy Senador de la República Diego Fernández de Ceballos, el autor intelectual de la Ley de Derechos y Cultura Indígena que está siendo rechazada por todos los sectores de la sociedad (excepto claro, por los dueños del poder), además de ser el principal impulsor de la llamada Nueva Hacienda Pública junto con Vicente Fox y su gabinete empresarial de tecnócratas y priístas. Es por lo anterior, que el Comité Ejecutivo Estatal del PRD en el Estado de México encomendó una encuesta para saber cómo nos vé la ciudadanía. Éste es el diagnóstico.
Los ciudadanos muestran un mayor apoyo a los gobiernos municipales emanados del PRD con un 39.6% debido a que se preocupan en otorgar a la población todos los servicios públicos, mientras que el PAN cuenta con un 35.6% y el PRI con un 33.6%. Los habitantes del Estado de México perciben al PRD como el instituto político que más ha apoyado las causas del EZLN y, en contraparte, un 66.7% critica al PAN por no asistir a la H. Cámara de Diputados cuando el EZLN compareció para dar su visión a las mexicanas y mexicanos. Los pobladores tienen una imágen positiva del PRD porque se ha preocupado por los que menos tienen, por el rechazo a la reforma fiscal de Vicente Fox, que trata de incrementar los impuestos en alimentos, medicinas, libros, colegiaturas, etc.
Los domiciliarios constataron ante la empresa encuestadora que el PRD es un partido que lucha por la defensa de PEMEX y de la industria eléctrica, además de que ha ejercido bien su figura de oposición y ha luchado por los derechos de los obreros, las mujeres y los jóvenes (un ejemplo muy claro es que a éste último sector se le ha otorgado el 20% de los puestos de dirección en todos los niveles -municipal, estatal y nacional- y de las candidaturas plurinominales por mandato del órgano supremo, el Congreso Nacional del PRD).
Es evidente que todo lado positivo tiene también su lado negativo, en nuestro partido (por fortuna) son más los positivos que los contrarios. Éstos últimos tienen que ver principalmente con la desorganización que tiene nuestro instituto, unido a la mala imágen por algunas compañeras o compañeros que son revoltosos y que originan divisiones a lo interno.
Como podemos ver, nuestros rasgos negativos son elementos que se han ido corrigiendo en éstos años y que terminarán por eliminarse en la medida en que se vayan consolidando las reformas estatutarias que se dieron en el Sexto Congreso Nacional (24-28 de abril del 2001).
