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Gran drama es el que vivió el PRD en los días pasados en la elección de su dirigencia nacional, drama que aún no ha terminado, y que suena a ser un asunto telenovelezco de aquí a 2012, teniendo como gran preámbulo la elección de 2011 en el Estado de México.
Pero el drama no comenzó ni el sábado pasado (día que comenzó el Consejo Nacional), ni cuando Andrés Manuel López Obrador pidió licencia como miembro del PRD el mes pasado. El verdadero drama comenzó durante el XII Congreso Nacional del PRD, celebrado en Oaxtepec, Morelos, en diciembre de 2009. Ahí fuimos testigos de cómo el PRD renunció a ser un partido de masas y de base para convertirse en un partido de élites.
La tendencia estaba ahí desde hace muchos años, pero algunos no la pudimos apreciar de inicio. Ya en 2001 se había hecho una gran reforma al estatuto del PRD y a los documentos básicos del PRD que significaron, en la praxis, volverlos a elaborar. En ésta reelaboración de los documentos básicos del Partido (donde fuimos testigos y partícipes) se cambió el método de elección de las dirigencias, pasando de la principio de Representación Proporcional al de la Mayoría Relativa. El argumento fue que con eso habría mayor democracia, pues ésta se hacía directa. En la realidad, se renunció a la distribución equitativa del poder de acuerdo a la fuerza de cada expresión al interior del Partido para dar paso a la negociación y el cochupo de espacios entre las corrientes. Se le quitaba el poder de decisión a la militancia para dar paso a la gran hegemonía de las corrientes.
A partir de aquí tenemos la gran historia de fraudes y prácticas corporativas para ganar las elecciones internas, que si bien ya existían antes de ésta reforma, se agudizaron y exponenciaron infinitamente. El Partido pasó de ser un instrumento de la sociedad para convertirse en un instrumento para ganar prerrogativas y canongías del poder.
En 2009 se dió el siguiente paso para convertir al PRD en un partido de élites: ya no importaba seguir pisoteando la decisión de la militancia en las elecciones internas, bajo la premisa de “acuerdo mata estatuto”, sino además se le quitó la capacidad de elegir a sus dirigentes, bajo una fórmula tramposa de bajar “la decisión a las bases”. Así, justificaron el secuestro del voto libre, universal, directo y secreto por el de un voto selectivo, dirigido y a modo.
En su momento nos opusimos y lo denunciamos: la modificación al estatuto significaba, en la praxis, bajar los conflictos internos y el jaloneo de corrientes a la base, la cual estaba alejada de éste tipo de prácticas, y además limitaba los espacios de participación de la militancia a un simple espectador de los acuerdos en los comités de base, así como de la distribución del poder, la negociación y el jaloneo para ser el Presidente del Comité de base, pues éste sería el gran elector de aquí en adelante.
La decisión de convertir así al PRD en un partido de élites no fue sólo de Nueva Izquierda. Participaron en la negociación casi todas las expresiones del Partido: IDN, ADN, Foro Nuevo Sol, MEC… La única expresión que se pronunció en contra fue Izquierda Social, de Martí Batres, y los independientes de varios estados, como el Colectivo de Izquierda Hidalguense.
Lo más grotesco de ésta serie de negociaciones fue cuando, después de que volteamos la votación para impedir la eliminación y/o reducción de las cuotas para los diferentes grupos sociales (mujeres, indígenas, jóvenes [donde Iván Texta, representante de los jóvenes de ADN, hizo lo inverosímil: se subió al templete a defender la propuesta de reducir la cuota de los jóvenes del 20 al 10%… O sea, defendió una propuesta contra el sector que él representa]), fue cuando se encerraron en un aula del centro vacacional para encontrar el mecanismo para evitar que las votaciones y los acuerdos se les cayeran en el pleno. Y lo encontraron: Raymundo Cárdenas, presidente de la mesa del Congreso, comenzó a aprobar artículos en fast track, sin discusión y/o ignorando a los compañeros que pedían la palabra para hablar en contra.
Así, hoy Dolores Padierna (y el G-8 en general) carga con su propia cruz: haber fortalecido un Consejo Nacional chucho (donde bien sabía que no iba a ganar) y haberle secuestrado su derecho al voto a las bases. En la praxis, ésto se traduce en haberle entregado a los chuchos el partido estructuralmente hablando. No hablemos ya de las decisiones.
Más aún, se acentúa el drama al llegar a la repartición de carteras al interior del Comité Ejecutivo Nacional, pues nada más son 10 secretarías a repartir (el resto del Comité son el Presidente, el Secretario General, y los coordinadores de los Grupos Parlamentarios del PRD en la Cámara de Diputados y el Senado)¡ las cuales según mi propio cálculo quedarán de la siguiente forma: 3 o 4 para NI, 1 o 2 para ADN, 1 o 2 para IDN, el resto para los aliados de IDN, y la dirección de la mesa directiva del Consejo para Armando Ríos Piter. Claro que existe la posibilidad de que habran más carteras, como en cada Comité, pero la proporción no varía.
En éste escenario, IDN no tiene la capacidad para sacar acuerdos en el Comité, aún teniendo la Secretaría General, y le deja todas las decisiones al bloque de NI, que teniendo sus secretarios, la alianza con ADN, la Presidencia del Partido y la coordinación del GPPRD en el Senado, prácticamente van a hacer lo que su santa voluntad les mande. Más aún, los órganos autónomos se integrarán de la misma forma, por lo que IDN tiene reducidas sus posibilidades de accionar algo dentro del Partido.
Así, el drama del PRD se va a la arena del Estado de México, donde el hecho de que haya o no alianza define las cosas rumbo al 2012, y deja por ende claro el futuro de la Izquierda en México.
El PRD, torpemente, ha marcado el rumbo por el que seguirá en los próximos años, aunque falta ver lo que suceda en los próximos días. Urge la convocatoria a un nuevo Congreso y, si, devolverle el voto a la militancia, pues es hasta noción básica de sentido común: un partido de élites no representa a nadie, sino sólo a los que lo conforman, y el PRD fue creado para ser un instrumento de la sociedad, no una cueva de ladrones, como actualmente lo es.
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