La farsa de Xóchitl

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Hola.

Conocí a Xóchitl Gálvez a principios de 2010. No puedo decir que la conozco bien, porque afortunadamente eso no pasó, pero la conozco lo suficiente para escribir este texto.

La primera vez que platicamos con ella, fue en Ixmiquilpan, en una oficina frente al Balneario El Tephé. Acudimos los integrantes del entonces Colectivo de Izquierda Hidalguense, que era conformado por una gran parte de compañeros de la Izquierda más radical en el estado, y que a su vez, conformábamos la primera línea del Gobierno Legítimo encabezado por AMLO, y la Resistencia Civil Pacífica en Hidalgo.

Xóchitl llegó 10 minutos despues de la hora. Comenzamos a platicar sobre sus aspiraciones a ser gobernadora de Hidalgo por parte de un frente opositor al PRI, que aglutinara a todos los partidos opositores, y que pudiera ser contrapeso para lograr la alternancia en el Estado. Como paréntesis, esto ya se había intentado en 1999 con la candidatura de Miguel Ángel Granados Chapa, pero la traición del PAN al salirse de la alianza y registrar a Francisco Xavier Berganza como candidato a Gobernador impidió que desde entonces se consiguiera dicha alternancia política. Fin del paréntesis. Prosigamos.

Después de exponer sus motivos para encabezar la alianza (cosa que nos parecía más decente que apoyar la 2ª candidatura del impresentable José Guadarrama, o al otro impresentable Francisco Xavier), le empezamos a cuestionar ciertas cuestiones elementales, sobre todo para saber dónde estábamos parados, y de qué trataba el asunto. Entonces, le preguntamos de su militancia panista, y dijo que ella “era una ciudadana sin partido, que había visto al PAN como el partido de oposición al PRI, pero que no comulgaba con sus ideales”. Reverenda mentira.

Luego, agregó que ella “realmente era más de izquierda, porque había formado parte de los maoístas durante mi juventud”, por lo que se identificaba totalmente con nuestra visión política de izquierda. Más patrañas y más mentiras, que nos comimos una a una, cabe señalar, porque con ese discurso del maoísmo, nos convenció para apoyarla.

En el camino, fuimos descubriendo la farsa que representa Xóchitl Gálvez: una mujer que ni es indígena, ni es del Pueblo, ni es ciudadana, ni siquiera es legítima. Y explicaré porqué.

Xóchitl Gálvez no es indígena, porque no tiene raíces indígenas. Xóchitl Gálvez nació en Tepatepec, actualmente municipio de Francisco I. Madero, en Hidalgo. Por su parte, Francisco I. Madero es un municipio con 36,248 habitantes, en el cual solo el 1.68% de la población (es decir, 609 personas) habla algún idioma indígena, de las cuales, el 86.6% (527 habitantes) hablan Hñähñu, mientras que el 9.5% (58 personas) hablan náhuatl.

De acuerdo con el INEGI, una persona es o se reconoce indígena cuando desciende de poblaciones nativas o ancestrales, conserva las tradiciones o costumbres de un pueblo indígena, y habla alguna lengua indígena.

Desde el punto de vista antropológico, Ricardo Pozas Arciniega, en su obra “Los indios en las clases sociales de México”, señala que se denomina indios o indígenas a los descendientes de los habitantes nativos de América —a quienes los descubridores españoles, por creer que habían llegado a las Indias, llamaron indios— que conservan algunas características de sus antepasados en virtud de las cuales se hallan situados económica y socialmente en un plano de inferioridad frente al resto de la población, y que, ordinariamente, se distinguen por hablar las lenguas de sus antepasados, hecho que determina el que éstas también sean llamadas lenguas indígenas, y concluye: fundamentalmente, la calidad de indio la da el hecho de que el sujeto así denominado es el hombre de más fácil explotación dentro del sistema; lo demás, aunque también distintivo y retardador, es secundario (Pozas Arciniega, Ricardo. Los indios en las clases sociales de México. Siglo XXI, México, 1971).

Ambas definiciones se unen, y en el caso de Xóchitl, sabemos que no habla hñähñu ni nahuatl (los dos idiomas indígenas predominantes en Hidalgo), e incluso, tampoco conserva las tradiciones o costumbres de un pueblo indígena, y sobre todo, tampoco cumple con la condición que menciona Ricardo Pozas de que la calidad de indio es adquirida por que es el hombre (o mujer) de más fácil explotación dentro del sistema, pues al emigrar Xóchitl de su pueblo natal, y haber sufrido un proceso de aculturación y aburguesamiento (tal, que actualmente vive en Las Lomas, una de las colonias más ricas de México), se desprendió completamente de lo que implica ser indígena (en caso de que lo fuera realmente). No tiene nada de malo vivir en Las Lomas, sino que hubo un proceso de desclasamiento que es evidente, y que contradice el sentido de pertenencia indígena de Gálvez.

En sentido estricto, Xóchitl Gálvez no es indígena, aunque ella diga lo contrario.

Así, al haber sufrido un proceso de aburguesamiento, Xóchitl Gálvez tampoco puede ser “del Pueblo”, como Claudio X. González y la oligarquía la quieren presentar como alternativa a la opción surgida de la Cuarta Transformación. Tampoco es “ciudadana”, porque existe una militancia y una identificación ideológica clara con el panismo y su plataforma ideológica, claramente alineada a la derecha política.

Y no es legítima, primero, porque dice lo que el público al que se dirige quiere escuchar. Es decir, puede ir en la mañana a visitar tranquilamente una colonia popular, y proclamar un discurso en torno a la problemática de la gente y sus necesidades, y en la tarde, acudir con los empresarios, y proclamar un discurso totalmente contrario a lo dicho antes. En conclusión, sufre el Síndrome de la Chimoltrufia: como dice una cosa, dice otra.

Precisamente por eso, es tan detestada en Hidalgo. Los habitantes de nuestra entidad, se dieron cuenta de cómo era Xóchitl, y por eso, cuando se presentó en 2012 a ser Senadora de la República (tan solo 2 años después de haber sido candidata a Gobernadora), la gente la mandó a tercer lugar. A la gente se le puede engañar una o dos veces, pero no se le puede engañar toda la vida. Y bastó una sola ocasión para que la gente de su propio estado la repudiara. Por eso se fue a realizar carrera política a la Ciudad de México, porque sabe bien que en Hidalgo no volverá nunca a ser competitiva.

¿Porqué la oligarquía y la derecha quiere presentar a Xóchitl como su candidata? Porque saben que un candidato del perfil de Peña Nieto, de Enrique de la Madrid, de Ricardo Anaya, solo llevaría a la oposición a una hecatombre y a una derrota de proporciones bíblicas, y en cambio, la presentación de una simuladora como Xóchitl Gálvez, que se viste como indígena (sin ser indígena), que finge ser representante del Pueblo (cuando responde a los intereses de la oligarquía) y que puede ser camaleónica, es el perfil ideal para ser presentada como propuesta de la oposición para intentar engañar, una vez más, al Pueblo.

Xóchitl es una farsa, porque aunque se presente como indígena, no lo es. Y lo que si es, es ser el conducto de la oligarquía para intentar recuperar sus privilegios en 2024. Afortunadamente, Xóchitl es tan pero tan torpe, que permitirá que sus impulsos y arrebatos la dominen (como en la campaña de 2010: https://www.hglc.org.mx/blog/2010/07/07/apuntes-de-campana-mi-experiencia-en-la-campana-de-xochitl/), logrando la consolidación de la Cuarta Transformación de México.

Sin embargo, habrá que esperar, porque la oligarquía cuenta con el apoyo y financiamiento desde el Gobierno de Estados Unidos (quienes mantienen su embestida permanente contra los gobiernos progresistas de América Latina), y es claro que contarán con su apoyo para recuperar el poder y el gobierno.

Así, en 2024, más que nunca, tendremos una confrontación frontal entre ambos proyectos: el de la oligarquía rapaz, y el del Pueblo encabezado por la 4T. Como periódicamente recuerda Andrés Manuel López Obrador, la frase de Benito Juárez: “el triunfo de la reacción es moralmente imposible”, y no puede serlo de la mano de una farsante y simuladora como lo es Xóchitl Gálvez.

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